miércoles, 17 de noviembre de 2010

La Ilustración


El periodo de la ilustración o también llamado como el siglo de las luces fue importante en la literatura universal, ya que señalo una nueva manera de mirar el mundo, ya que la razón era el centro del universo y gracias a ellas, no había limites para el poder del hombre. La religión no debía seguir dirigiendo la educación pues, sus enseñanzas se basaban en la fe y no en la razón y por tanto no eran confiables. Del mismo modo, las monarquías controlaban excesivamente al hombre quien debía poder gozar mas libertad. Además, así como las leyes naturales mantienen el buen funcionamiento del universo, la razón proporcionaría normas para la vida social.

Características de la ilustración:

• EL RACIONALISMO: en literatura, filosofía y ciencia, todo era basado en lo racional. Se le da mucha importancia a la razón ya que el hombre puede comprenderlo todo a través de su inteligencia, sólo es real lo que puede ser entendido por la razón. Aquello que no sea racional debe ser rechazado como falso.

• BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD: la Naturaleza ha sido creada para el hombre para que sea feliz, pero con la mentalidad burguesa, esta felicidad para que sea real debe basarse en la propiedad privada, la libertad y la igualdad. Cuando los ilustrados citan la igualdad, no se refieren a la igualdad económica, sino a la política y legal: igualdad ante la ley.

• CREENCIA EN LA BONDAD NATURAL DEL HOMBRE: Los filósofos de la época piensan que el hombre es bueno por naturaleza.

• EL OPTIMISMO: El hombre de esta apoca piensa que la naturaleza es una especie de máquina perfecta que lo hace todo bien, por lo cual sentían optimistas. El hombre con el transcurso de los siglos se va perfeccionando continuamente, así llegará el momento en que se logrará construir la sociedad perfecta, una especie de paraíso en la tierra.

• EL LAICISMO: La Ilustración es la primera cultura laica de la historia de Europa; cultura basada en el cristianismo, y en ocasiones anticristiana. A esto se debe el rechazo por parte de la Iglesia, de la forma de vida burguesa. La burguesía constituye una clase, viviendo del comercio, del préstamo con interés y del lucro. Las virtudes cristianas son transformadas en virtudes laicas; los ilustrados nunca hablan de caridad es decir, amor al prójimo por amor a Dios, sino que emplean amor al hombre por el hombre mismo.

Poesía: Durante la ilustración esta no alcanzo mayor resonancia como genero, la estética de la época hizo de la poesía un genero poco fructífero.

La prosa: Género privilegiado por los pensadores para exponer sus ideas: la filosofía ilustrada extendido por toda Europa sus novedosas ideas racionalistas y reformistas. En cuanto a la novela, en ella se abrió campo para indagar en la psicología de los personajes.

El teatro: El teatro de la ilustración también tendió a limitación de modelos clásicos: evitó el contraste trágico-cómico del drama así como el lenguaje corriente, acudiendo de nuevo a las unidades clásicas del género: unidad de actuación, e tiempo y de lugar.


Autores Principales:

· Juan Valera: (1824­1905) perteneció a una
familia aristócrata. Desempeñó misiones
diplomáticas en varios países y ocupó
importantes cargos políticos. Comenzó su
carrera como novelista alrededor de los
cincuenta años de edad. En sus últimos años
fue víctima de una ceguera progresiva.

Su novela más importante es Pepita Jiménez.

· José María de Pereda: Nació en Polanco, provincia de Santander,
actual Cantabria en 1833. Perteneciente a una
familia hidalga, viajó mucho por el extranjero
y fue diputado carlista, aunque más tarde se
dedicó al cultivo de sus tierras y a la literatura.
Contó con la amistad de Galdós, pese su
opuesta ideología política. Murió en 1906 en
su pueblo natal.

Su obra mas importante es Escenas montañesas.

· Benito Pérez Galdós: Es considerado como el escritor más representativo del
movimiento. Nació en Las Palmas de Gran Canaria, en 1843.
Estudió leyes en Madrid. Se declaraba progresista y
anticlerical, lo que no supuso un obstáculo para entablar
grandes amistades con Menéndez Pelayo y José María de
Pereda, de ideologías opuestas. Aunque se definió
republicano, poco a poco su radicalismo fue templándose. Se
le solicitó el Premio Nobel, pero lamentablemente media
España, junto a la Real Academia, se opusieron a su galardón;
en vano resultó el apoyo por los altos dignatarios eclesiásticos.
Falleció, ciego, en 1920.

Su obra más importante es Fortunata y Jacinta.


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